24.1.12

The Descendants


Este es el tercer trabajo de Alexander Payne que veo, después de su corto de Paris Je T'aime (el cual no me causó gran impresión y ni recordaba de qué iba ahora que lo he mirado en IMDb) y de A propósito de Schmidt (que me gustó bastante), este es, sin duda alguna, el que más me ha gustado. Aún me falta por ver Sideways y veremos si supera esta maravilla cinematográfica. A medida que pasaban los días e iba recordando la película, me convencía más de que había visto una película brutal. No sé si el papel de Matt King es el de la carrera de Clooney porque a mí me encanta mucho en O Brother! pero, desde luego, merece mucho la pena verle actuar: está de sobresaliente. De las nueve películas nominadas para los Oscar 2012 he visto tres y considero que esta es la mejor de las tres, teniendo en cuenta que The Help me gustó mucho y que Midnight in Paris bastante poco.

Algunos días me quedo 20 o 30 minutos embobada delante de la tele viendo en la Sexta 3 los programillas de cine que ponen entre película y película. Uno de ellos consiste en que un actor o actriz habla del momento que él o ella considera que representa lo que es el cine en estado puro. Pues bien, aunque no sea mi momento cinematográfico preferido (que es probable que sea el final de El golpe), el momento en el que Shailene Woodley (que fue la que más me gustó de la película después de Clooney) se sumerge en la piscina después de la noticia (no quiero arruinarle nada a nadie), me pareció espectacular: se me pusieron todos los pelos de punta y me estremecí, quedándome boqueabierta. Y es que The Descendants tiene la virtud de estar contada de una forma tan real que es inevitable empatizar con sus protagonistas; tanto es así que acabas cogiéndole cariño a la familia King y esa escena final... maravilloso. Es una historia tremendamente trágica pero que intercala muy bien algunos puntos de humor que hacen que el nudo del estómago se te deshaga durante algunos minutos. Además, el paraje es impresionante (quiero que mi luna de miel sea en Hawaii, lo he decidido) y la banda sonora es preciosa.

Una película magnífica que se ha hecho un huequito en mi corazón muy especial y a la que le regalo un ♥♥♥♥♥ muy pero que muy merecido. Por ahora, como ya decía, va a la cabeza de la carrera hacia los Oscar Mayer. Eso sí, queda mi amado Brad, tanto en The Tree of Life como en Moneyball, en la que albergo muchas esperanzas. También está The Artist, que aún no he visto, la adaptación de la novela Extremely Loud and Incredibly Close de Stephen Daldry y los dos viejos lobos de mar, Scorsese y Spielberg, con sus respectivas pelis, las cuales, ninguna de las dos, me hace demasiada ilusión. Todo se andará y todo se verá para poder juzgar con conocimiento de causa. Luces, cámara y... ¡acción!

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